En el agua, se pesa menos y la sensación de cansancio es mucho más leve. El simple hecho de pasar un buen rato dentro de la piscina climatizada ya supone una tonificación general de todo el cuerpo. Muchas embarazadas se sienten más seguras en el agua a la hora de hacer ejercicio pues no tiene miedo a caerse o tropezar y sus movimientos son mucho más seguros.
La acción de caminar moviliza un gran número de grupos musculares. Además de las piernas, se tonifican los músculos de la espalda y del vientre, esenciales cuando el peso del bebé empieza a ser duro de soportar. Además, este ejercicio sencillo estimula la respiración y la circulación sanguínea, cuestiones igualmente beneficiosas para la marcha del embarazo. Para que este ejercicio sea efectivo hay que practicarlo con cierta disciplina. Hay que hacerlo todos los días durante casi una hora y a un ritmo, rápido o lento, según las aptitudes de la embarazada, pero lo más constante posible. No olvidar que la fatiga no debe ser admitida y que si aparece hay que retirarse a descansar.