Los zapatos siempre, en todas las edades y para todas las actividades, han de ser
cómodos, anchos en la punta, con una buena suela no demasiado dura, con algo de tacón pero no mucho, transpirables y flexibles.
Para la práctica del deporte, el calzado, con mayor motivo, debe ser de buena calidad, que evite lesiones y sobrecargas, debe ser confortable, firmemente sujeto, evitando zonas de roce, con una suela mullida que amortigüe el golpe en la planta del pie.
En la tercera edad, es muy importante vigilar el calzado.
Que tenga suelas mullidas de goma o plantillas blandas dentro del zapato y que no comprima el pie. Si puede ser, que esté fabricado de piel muy flexible y sin costuras.En caso de pies muy deformados y dolorosos se recomienda ponerse en manos de un buen técnico ortopédico para diseñar plantillas, siliconas o calzado especial.