El deporte actúa en el organismo de la persona deprimida como si de un medicamento se tratara. Hacer deporte aumenta la autoestima, previene la depresión y mejora el estado de ánimo. El ejercicio físico puede ser practicado en solitario, pero suele disfrutarse mucho más cuando la realizamos en grupo. El gasto energético que representa una tanda de aeróbicos, por ejemplo, nos permitirá llegar vivir más y con una mejor calidad de vida, aunque ello depende de la constancia y el tesón que pongamos en el empeño.
Empieza cuanto antes a practicar ejercicios. Quizás al principio el cuerpo se lamente, pero luego él mismo te pedirá dedicarle, al menos, una sesión de media hora diaria.
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